Lo prometido es deuda, os narro en primera persona como fue “El día de mi boda”.

Esa semana parecía que no avanzaba, estaba con una doble sensación. Por un lado, me daba pena quemar esa etapa tan maravillosa que había vivido, la etapa de novios, llenos de momentos que me encantaban como que Rafa me recogiera en la puerta de casa, siempre tarde y me soltara algún piropo, que me llegara un mensaje romántico de buenas noches, las charlas nocturnas con mi madre, y los gestos cariñosos repentinos con mi padre. Pero por otro lado deseaba que llegara para dar el pistoletazo de salida a una nueva vida,  una vida con el hombre de mis sueños y en ese hogar que poco a poco vamos creando.

Pues me desperté a las 7:30, súper tranquila y con una sonrisa en la boca. Desayuné relajada con mis padres, riéndonos constantemente del día que nos esperaba. La primera en llegar fue mi peluquera Claudia Castillo. Es mi peluquera desde que nací así que nadie como ella me conoce a mí y mi pelo, además me aportó tranquilidad y calma. Aún no estaba cerrado el peinado que me iba hacer, si semi recogido o suelto pero nada más mirarme ese día al espejo supe que era suelto mi mejor opción.

Después llegó mi ramo. Luisa Hafner, de Las Flores de Reding se encargó de él. Yo le había mandado algunas fotos de ramos que me gustaban  pero sin duda el mío los superó con creces a todos esos. No quería dejar de mirarlo, olía a bosque y ese colorido tan bonito. De verdad que me encantó!

Ya con fotógrafo, Serafín Castillo (mientras Jose Bernal fotografiaba a Rafa y su familia), y vídeo , el resto de la familia y el maquillador la cosa empezó a ambientarse.

Del maquillaje se encargó Jose M.López  maquillador de Bobbi Brown y mi ya también amigo. Recuerdo que estaba más nervioso que yo, y lo muchísimo que nos reímos. El maquillaje si que estaba bastante claro, algo sencillo pero nada de efecto cara lavada!! Ojos y labios eran los protagonistas del make up más importante de todos los que llevamos juntos.

El tocado. Quería llevar algo en la cabeza, pero algo que no fuera convencional o “visto” y Conchita, de BAMBARY sombrerería, sabía que iba a conseguir dar con lo que buscaba. Y así fue. Tras varias pruebas la misma semana de la boda logró dar con el tocado ideal y el resultado fue esta diadema joya hecha con trabajos de orfebrería, con cuentas y abalorios rescatadas de anticuarios y decorada con flores en rosa y crema. Una joya única que guardaré con cariño el resto de mi vida.

Los zapatos. No quería un zapato de novia y dentro del mundo de los zapatos las sandalias son los que más me gustan y  estas Jimmy Choo son mis preferidas, así que no había mucha duda. Cada vez que me las ponga me acordaré de ese día tan mágico que tuvimos la suerte de vivir.

Y ahora hablemos mi secreto mejor guardado, el vestido. Jesús Segado, fue uno de los que no podía faltar esa mañana por lo mucho que ha trabajado en él, y lo sumamente feliz que me ha hecho por poder confeccionar el vestido perfecto para mí.

El vestido está elaborado en gasa de seda natural bordada, sobre otro vestido de crepe satén y éste último forrado en raso. El cuerpo iba cortado a la cintura con un efecto cinturilla y adornado con encaje, el cual también se utilizó para el acabado de los puños.

Además me hizo una enagua de raso, plumeti y guipur a la que añadió un lacito azul para que me diera suerte.

Creo que me moría de ganas de ponérmelo desde primera hora de la mañana. Y la sensación de verte en el espejo, por primera vez, ya de verdad vestida de novia es …

Joyas. Únicamente llevé unos pendientes de mi madre, por aquello de llevar algo prestado, y mi anillo de pedida que entre mi chico y mi joyero, Francisco Perles diseñaron para mí.

Mi hermano mayor fue el encargado de llevarnos a mi padre y a mí hasta la iglesia del Sagrado Corazón de Málaga. Aquí empezaron los nervios. Las damitas me esperaban todas ideales con sus coronas de flores naturales de CUQUI THING.

Es imposible describir ese momento de estar justo antes de entrar en la Iglesia, y de lo que se siente cuando vas haciendo el paseíllo agarrada del brazo de tu padre y viendo la cara de toda la gente a la que quieres y que se les ve tan felices como a ti, y por supuesto, la cara de, ya por poco tiempo, tu novio.

Tras una preciosa y emocionante ceremonia, llena de momento mágicos como la sorpresa que me hicieron mis amigas cuando Ángela Delsors nos cantó el AVE MARÍA de Shubert.

Ya casados fuimos a Hacienda Nadales antes de que llegaran los invitados para hacernos las fotos. La finca es para mí el lugar con más encanto de toda Málaga sin lugar a dudas. El cóctel se celebró en torno a una laguna natural que hay dentro de la hacienda. El almuerzo se sirvió delante del palacio.

Los meseros, el seating y las tarjetas de menú las diseñó Marina Grande todo en los tonos del paisaje que nos rodeaba. La decoración floral también fue obra de Luisa Hafner.

De regalos para los invitados, dimos por un lado unas botellitas de aceite de nuestros olivos, para ellos, y unos monederos ideales de piel de la marca VERA BLONDE, para ellas. Quería dar algo que no se olvidara en un cajón, algo que la gente le diera uso y al final, causó furor.

El ramo lo tiré a mis amigas con la canción de “Pretty Woman” a toda pastilla, y le regalé otro a mi abuela Dolores, porque sé lo mucho que ha rezado para estar conmigo ese día y porque es lo mínimo que puedo hacer por tanto amor que nos regala a todos siempre.

El baile fue un show. Decidimos canción el viernes de antes a las 20:30 h…¡Así somos nosotros! Nuestra canción no era bailable y por eso fue la que elegimos para entrar al almuerzo. Finalmente decidimos bailar «Ain’t nobody mountain» una canción que personalmente me encanta. Al final salió algo natural aunque la verdad que fue el momento en que más vergüenza pasé al igual que Rafa. Después bailamos el vals con nuestros padres, acompañados de hermanos y amigos.

Cuando ya acabó la comida, las chicas de Garden Party pusieron un toque vintage, con las letras LOVE llenas de bombillas. Quedó ideal, una parada obligatoria para hacerse fotos. La pusimos en la zona de las copas que era un invernadero antiguo y la verdad que se creó un ambiente mágico. También en esta zona se puso el photocall que nos hizo mi amiga Elena Bravo, dio mucho juego conforme avanzaban las horas de la noche.

Y hasta aquí el diario de mi boda. El día más feliz de mi vida desde que abrí los ojos hasta que llegué a casa.  No me despido sin antes agradecer a todo el mundo que puso su granito de arena en nuestra boda, que han sido muchas personas desde la familia, amigos, a el padre Luis Espina por oficiar esa ceremonia tan bonita, a los proveedores…etc. Y por supuesto a todos los que estuvieron presentes porque gracias a todos fue posible ese día de ensueño para nosotros.

Espero que os haya gustado.

 Besos,

Ana